Actualmente los cambios que vemos en los consumidores reflejan una clara influencia de los valores éticos y sociales en sus decisiones de compra. En este exigente entorno actual, la satisfacción del cliente ya no se determina únicamente por el producto o servicio en sí, sino por el propósito y los valores que representa la marca detrás de ellos.

Un estudio reciente de IBM revela que los consumidores ahora priorizan los valores de una marca por encima de otros factores como el precio o la conveniencia. Es un cambio monumental: los clientes buscan cada vez más una alineación entre sus propios valores y los de la marca, creando vínculos significativos que van más allá de la mera transacción comercial. La transparencia se ha convertido en una norma ineludible, con usuarios que exigen más información sobre los procesos de producción, ingredientes y prácticas éticas de las empresas.

Temas como la sostenibilidad ambiental siguen cobrando un gran protagonismo, con clientes que se alinean más con firmas que promueven el consumo responsable y prácticas respetuosas con el entorno. Igualmente, se ha intensificado el deseo de experiencias personalizadas, lo que obliga a las marcas a adaptar sus propuestas a las necesidades y preferencias individuales de los consumidores.

Ante este panorama, irrumpe con fuerza la era del branding guiado por un propósito, una estrategia donde las compañías definen y comunican una misión trascendente, que va más allá de la mera venta de productos. Este enfoque se sustenta sobre cuatro pilares fundamentales:

1. Autenticidad: garantizar interacciones honestas y coherentes entre la marca y sus clientes, cumpliendo lo que se promete.
2. Diferenciación: resaltar los atributos únicos de la marca para destacar en un entorno tan competitivo.
3. Relevancia: conocer en profundidad las necesidades, deseos y valores de los consumidores, para crear marcas realmente conectadas con ellos.
4. Consistencia: mantener una narrativa, estética y experiencia de marca coherentes en todos los puntos de contacto con el cliente.

A medida que navegamos en este nuevo escenario, abracemos el poder transformador de un propósito claro y bien definido. Al alinear nuestras marcas con valores auténticos, forjamos conexiones profundas, fomentamos la lealtad y elevamos la experiencia de cliente. No se trata sólo de vender productos, sino de crear un movimiento conjunto en torno a un propósito y unos valores compartidos.

Las empresas que logren posicionarse bajo este nuevo paradigma, cosecharán enormes beneficios. El informe "Brands with Purpose" de Havas Media demuestra que las marcas con propósito crecen más de un 175% frente a las tradicionales. Otro estudio de Kantar revela que el 53% de los consumidores eligen, recomiendan y pagan más por productos que proceden de empresas sustainability-oriented.

Incluso en tiempos de crisis, las marcas con propósito resisten mejor el efecto de esta. Un análisis de Edelman muestra cómo, durante la recesión de 2008, el 60% de las firmas con fuerte propósito lograron mantener o aumentar sus ventas. Las razones son claras: generan un vínculo emocional más estrecho, una comunidad fiel dispuesta a apoyarles incluso en los momentos difíciles.

Pero para que una estrategia de marca propósito triunfe, debe ser auténtica. Los consumidores detectan rápidamente si se trata de una táctica superficial o si realmente existe un compromiso honesto detrás. He aquí algunas claves para construir una marca con propósito de forma genuina:

• Identificar una causa que realmente motive, con capacidad para generar un impacto positivo en la sociedad.
• Comunicar el propósito de manera transparente en todos los puntos de contacto.
• Demostrar con hechos cómo la marca contribuye a esta causa de forma tangible.
• Involucrar a empleados y socios, haciéndoles partícipes del propósito.
• Escuchar activamente las preocupaciones de la comunidad e integrarlas.

El alinear tu marca con un propósito claro es una palanca para crecer. Las marcas que deseen escalar deben evolucionar hacia un nuevo modelo que ponga en el centro las necesidades reales de las personas y el ambiente. Con visión, coherencia y compromiso, una sólida estrategia en torno a un propósito genuino se impulsa el crecimiento empresarial sostenible.